A Ana se la recuerda como mujer de oración. Ana fue la madre del profeta Samuel. Es una de las mujeres más conocidas de la Biblia. Porque oró a Dios pidiéndole un hijo.
En su gran estado de angustia, Ana le abrió su corazón a Dios mediante una oración silenciosa. Ana es un ejemplo de fe; después de que oró, creyó. Confiaba tanto en Dios que cambió completamente, tanto que ya no estuvo más triste.
¿Oramos nosotras con este tipo de fe?
Aunque
oramos a menudo, nos seguimos preocupando. Dios le contestó a Ana su
oración. Ella concibió y dio a luz un hijo. Y le llamó
Samuel.
Cada vez que Ana llamaba a su hijo, se recordaba a sí
misma lo que Dios había hecho por ella.
LECCIONES DE LA VIDA DE ANA
¿Qué podemos aprender de Ana? Pensemos cuánto tiempo habrá pasado Ana tiernamente enseñándole a Samuel durante su niñez. Probablemente le enseñara acerca de Dios, el valor de la oración y cómo él mismo era el fruto de la oración y que había nacido para servir a Dios.
Debemos pedirle a Dios que nos ayude a ser una influencia santa en las vidas de nuestros niños.
Ana es un hermoso ejemplo de una mujer que le confió a Dios su problema. También fue una madre piadosa que oró por su hijo, consagrándole totalmente a Dios. Así experimentó la confianza del Salmo 34:19, donde dice: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará el Señor”.
Todas las mujeres de la Biblia temerosas de Dios son para nosotras las mujeres unos ejemplos a seguir. Porque en cada una de ellas encontramos muchas lecciones valiosas para nuestras vidas.
Dios te bendiga.
Estrella Elkharrat, esposa del pastor César Molina.