Dios pelea a nuestro favor, aunque a veces no podamos prever sus acciones. ¿Por qué suceden tantas pruebas a los cristianos? La respuesta a esta pregunta la encontramos en un hecho de la vida cotidiana. Cuando nos tenemos que poner una vacuna, el médico en realidad no nos está poniendo un antídoto contra alguna enfermedad en concreto. Lo que hace es introducir en nuestro cuerpo bacterias debilitadas de esa enfermedad para que nuestras defensas aprendan a vencerla, volviéndose al fin inmunes.
En sentido espiritual, una manera que tiene Dios de enseñarnos es dejar que en nuestra vida sucedan pruebas y circunstancias difíciles, aunque limitadas por él. La Biblia habla de “tentaciones humana”, dando a entender que podrían haber “tentaciones que no podemos resistir”. Esas, en sentido espiritual, no las está permitiendo el Señor. Aunque las vacunas siempre resultan muy desagradables, es la única forma de que nuestra fe se fortalezca, hasta el punto de que las pruebas que antes nos hacían tambalearnos, con el tiempo, irán empequeñeciéndose ante la obra de Dios en nosotros. Si no ejercitaras la fe, la fe se muere y te vuelves vulnerable.
Es verdad que, cuanto más nos fortalecemos en el Señor, Satanás cambia de estrategia para intentar derribarnos. Pero, como dice la Palabra de Dios, “no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). Jesús nos invita a resistir con fe al enemigo y éste huirá de nosotros